martes, 11 de septiembre de 2012

Si vienes, y te quedas






Estás hecha de adioses.

Toda tú

eres una gigantesca despedida.




Me sabes a aeropuerto,

a andén,

a filas de embarque,

a notas en la pared

y a promesas.

Demasiadas promesas.




Uno no se acostumbra a esta relación de tres

en la que siempre estorba el equipaje.




Estás hecha de ausencias

siempre tú

decorando mis ciudades

con nostalgias.



Desapareces

cuando te siento eterna.

Vuelas

cada vez que abres

el suelo bajo mis pies.



Tú,

que has deshecho tantos hombres

como maletas.

Yo,

que muero

por hacerte el amor

de los mortales,

tú,

empeñada en ser efímera

como de un sueño

o del recuerdo borroso

de una noche etílica.




Estás hecha de ratitos

de suspiros

de vaivenes.

Siempre bajo las órdenes

estrictas

de un calendario

cada vez más y más pequeño.




Te quiero

querer

a solas

pero siempre vigila

la pervertida mirada

del enorme reloj

de un aeropuerto.




Siempre

más ganas de ti.

Siempre

la misma frase:

-dáme tan solo

una más de tus noches-.




Vienes y vas

como las olas

y me dejas empapadas las mejillas

y te llevas la arena de los relojes

por los que no corre un solo grano

hasta tu vuelta.

Si vuelves.




Y tus adioses vuelven a ser como pedradas,

y los bancos repletos de parejas

que no visten nuestros nombres.

Y sigo haciendo de los bares un altar a tu recuerdo

rellenando con resacas tus vacíos.

Y ni rastro de ti por esa Roma

a la que me llevaron con embustes

todos los caminos del mapa.




Y ahora sí hasta aceptaría

un te añoro por el chat del caralibro

un me gusta en mi perfil izquierdo

o una tímida sonrisa por skype.




Cualquier cosa

que me sepa

levemente

a ti.




¿Y si vuelves?




Estás hecha de adioses.

Toda tú.

Si vuelves y dices hola

sin pasaje de vuelta

sin reloj, ni aeropuertos, ni nostalgias.

Si llegas

y te quedas…

…estás hecha de adioses…

si te quedas

no serías tú,

y puede

que entonces yo

tuviera que marcharme.

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