jueves, 21 de junio de 2012

Adioses como pedradas

Y así, de la misma forma que viniste partes,
bailándole al ámbar de los semáforos erguidos
que te despiden en posición marcial y resignada
e intermitean temblorosos al verte marchar.

Y hácese el silencio en la capital de los tímpanos saturados
cuando tus pasos enfilan la ruta hacia el olvido que negamos
empeñados en defender nostalgias como mapas embusteros
en los que todos los caminos llevan a una Roma en la que no estas tú.

¿Y para qué el sol? ¿Para qué los parques pariendo veranos de mofletes rojos,
para qué los bancos con sitio para dos?
Enloquece el cuerpo mientras la mano estúpida en vaivén concéntrico
dice un adiós que los labios callan a base de mordiscos de alma,
y rabioso escupo al suelo de un mundo que permite despedidas         
mientras encamino mis azares hacia el dudoso mérito
de llenar de nuevo las ausencias de resacas
por entregarle a los  bares sin nombre
las noches que guardaba para ti.

Emprendo retirada hacia el abismo
hurgando en los bolsillos de un silencio rancio
naufragio tras naufragio por no quemar las naves,
y me jode un sol que siempre llega tarde y apesta a destierro
y maldigo al dios de las distancias
que habita en los lavabos de los aeropuertos.

Y así, de la misma forma que viniste partes,
llevándote bajo el brazo los motivos
ni se te ocurra pedirme
sonrisas por skype.

Pablo García-Inés
www.pablogarciaines.com