martes, 18 de septiembre de 2012

¡Qué sabrás tú de ella!


¿Qué se siente al cumplir
los sueños de otro?

Ojalá la merezcas.
Qué coño,
ojalá no.

No.
No la mereces.

¿Qué cojones sabrás tú
de perderte en sus paisajes?
Nada.

Ella rompe brújulas y mapas
con un solo soplido de ojos,
y solo yo conozco  el camino de vuelta
a base de años de cartografiar sus curvas
y lanzarme al río de lava
que nace tras del telón de sus párpados.
Justo detrás.

Los sueños de otro
estrujándolos con una mano…

¿Qué se siente?
¿Es como robar un saxofón?
¿Cómo dibujar una polla gigante
en la pared de un convento de clausura?

Yo que sé.
Los sueños de ese otro,
suelen ser los míos.

Ojalá no le llegues ni a los tobillos.
No le llegas.
Qué sabrás tú de alturas
que nunca has volado
a tres lunas de distancia
con sus polvos de hada.
Polvazos
de hada.

Que sabrás tú de ella,
que no has perdido el alma por su ausencia
el norte por su olor en la almohada
ni la cabeza al ver que se aleja
de ti
y no vuelve.
Nunca vuelve.

La he llorado más de lo que tú la reirás nunca.
Te llevo cinco infartos de ventaja.

No la mereces.
Ni uno solo de sus lunares
ni sus despistes de colegiala pasota
ni esa manera de caminar
que parte el suelo y el pecho
en dos mitades
incompletas.

Dos mitades.
Me siento medio solo
o solo entero.
Conmigo.
Sin ella.

Los sueños de otro.
¿Se siente poder?


No lo tienes.
La tengo yo más en mis letras
de lo que jamás
 la tendrás tú en tus manos.

La añoro.
A mi manera claro.
La guardo en mis cajones,
en hojas sueltas.

Que sí,
que yo también mancho sábanas
recordándola,
pero más cuadernos,
muchos más.

De otro,
estás cumpliendo
los sueños de otro,
recuérdalo
(te jodes)
no son los tuyos.

                                Pablo García-Inés
                                Madrid 2012

martes, 11 de septiembre de 2012

Si vienes, y te quedas






Estás hecha de adioses.

Toda tú

eres una gigantesca despedida.




Me sabes a aeropuerto,

a andén,

a filas de embarque,

a notas en la pared

y a promesas.

Demasiadas promesas.




Uno no se acostumbra a esta relación de tres

en la que siempre estorba el equipaje.




Estás hecha de ausencias

siempre tú

decorando mis ciudades

con nostalgias.



Desapareces

cuando te siento eterna.

Vuelas

cada vez que abres

el suelo bajo mis pies.



Tú,

que has deshecho tantos hombres

como maletas.

Yo,

que muero

por hacerte el amor

de los mortales,

tú,

empeñada en ser efímera

como de un sueño

o del recuerdo borroso

de una noche etílica.




Estás hecha de ratitos

de suspiros

de vaivenes.

Siempre bajo las órdenes

estrictas

de un calendario

cada vez más y más pequeño.




Te quiero

querer

a solas

pero siempre vigila

la pervertida mirada

del enorme reloj

de un aeropuerto.




Siempre

más ganas de ti.

Siempre

la misma frase:

-dáme tan solo

una más de tus noches-.




Vienes y vas

como las olas

y me dejas empapadas las mejillas

y te llevas la arena de los relojes

por los que no corre un solo grano

hasta tu vuelta.

Si vuelves.




Y tus adioses vuelven a ser como pedradas,

y los bancos repletos de parejas

que no visten nuestros nombres.

Y sigo haciendo de los bares un altar a tu recuerdo

rellenando con resacas tus vacíos.

Y ni rastro de ti por esa Roma

a la que me llevaron con embustes

todos los caminos del mapa.




Y ahora sí hasta aceptaría

un te añoro por el chat del caralibro

un me gusta en mi perfil izquierdo

o una tímida sonrisa por skype.




Cualquier cosa

que me sepa

levemente

a ti.




¿Y si vuelves?




Estás hecha de adioses.

Toda tú.

Si vuelves y dices hola

sin pasaje de vuelta

sin reloj, ni aeropuertos, ni nostalgias.

Si llegas

y te quedas…

…estás hecha de adioses…

si te quedas

no serías tú,

y puede

que entonces yo

tuviera que marcharme.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Despiértame

Despiértame

cada mañana.



Aparécete como primera imagen.

Cobíjate como inicial recuerdo.


Muéstrate tras el telón parpádico.

Vuélvete cotidiano génesis.


Despiértame.
Conviértete en el pan de cada día.

Pablo García-Inés
Madrid 2012