No es el retorno de corderos degollados
al Madrid sin pausas ni escondites.
No son los árboles desnudos
llorando lágrimas caducas.
No es la alfombra de hojas y ausencias
sobre la plaza sin niños
de un pueblo sin playa.
No es la lluvia borrando las rayuelas,
no es el viento sin cometas,
no es el sol acostándose abatido,
no es la noche ganando la batalla.
No es el manto castaño
cubriendo las vergüenzas del paisaje,
no es el vientre pulido
de la tierra cosechada.
No es el mar sin bañistas,
la vuelta al trabajo,
las terrazas vacías,
el silencio colectivo,
los bares cerrados.
No son los pies en la tierra.
Es el recuerdo de las alas.
Pablo García-Inés
@pablogarciaines
al Madrid sin pausas ni escondites.
No son los árboles desnudos
llorando lágrimas caducas.
No es la alfombra de hojas y ausencias
sobre la plaza sin niños
de un pueblo sin playa.
No es la lluvia borrando las rayuelas,
no es el viento sin cometas,
no es el sol acostándose abatido,
no es la noche ganando la batalla.
No es el manto castaño
cubriendo las vergüenzas del paisaje,
no es el vientre pulido
de la tierra cosechada.
No es el mar sin bañistas,
la vuelta al trabajo,
las terrazas vacías,
el silencio colectivo,
los bares cerrados.
No son los pies en la tierra.
Es el recuerdo de las alas.
Pablo García-Inés
@pablogarciaines
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